martes, 26 de abril de 2011

Maíz y mazorca viche “Regañonas” por: Willi Armando Rivero Machuca


Las Regañonas son unos pasteles fritos que muchos vendedores ambulantes ofrecen en las calles de la ciudad.
¿Qué es eso? Pregunté mientras mi sentido del gusto exclamaba ¿cómo sabrán?, son regañonas! Con tono alegre respondió Emmanuel, el vendedor de este pastel. Su apariencia física es poco inusual pero atractiva para los clientes potenciales, como yo, y crea mucha confianza al comprar este producto alimenticio.
Emmanuel viste jeans color azul claro, de hecho están descoloridos; entre su pecho y cintura se observa la camisa oscura detrás de su bata blanca casi transparente de cocinero, él regala una perfecta sonrisa que irradia simpatía identificándolo como buen vendedor atrayendo sus clientes.
¿De qué están hechas? Pregunté, son hechas de maíz y mazorca viche, dijo Emmanuel, se corta, se lleva al caldero con aceite caliente y se frita, también se sacan tajaditas y puede acompañarla con queso, añadió. Las regañonas no solo se acompañan con queso, también pueden ser consumidas con miel, mermelada u otras cremas para untar.
¿Desde cuándo está vendiendo este producto? Indagué, pues ya llevo aproximadamente un año vendiendo las regañonas, respondió; y como usted sabe, la gente  tiene necesidades por satisfacer y es ineludible rebuscarse el dinero por cualquier método de trabajo, qué más quisiera yo encontrar un buen trabajo para tener un buen sustento; explicó Emmanuel en un tono triste.
En ese mismo instante llegaron 2 personas, con acento costeño y preguntaron:  ¿ajá qué precio tienen las Regañoncitas?, esperé un momento mientras Emmanuel vendía sus pasteles. En el instante en que se desocupó le pregunté ¿esas regañonas dónde las inventaron? esto es de la costa, respondió, esto se lo inventaron los costeños y lo trajeron pa’ ’ca, aquí en Bucaramanga se está vendiendo muy bien, gracias a Dios me ha dado buen trabajo y remuneracion la producción y venta de Regañonas, esto ha ayudado a mucha gente, amplió.
–Véndame  una!– le dije.  Mientras sacaba el pastel de la vitrina le pregunté ¿este carrito es suyo? No esto se alquila, uno lo alquila por $ 2.000 pesos diarios y  lo trabajo,  yo empiezo desde las 7 de la mañana hasta el atardecer, cerca a las 6 de la tarde. Están muy ricas, le dije, espero verlo en otra ocasión, me despedí con una sonrisa y un apretón de manos, muchas gracias por todo Emmanuel; igualmente!, respondió.

No hay comentarios: